En el mundo de la tecnología, hay muchos casos de personas que se han incorporado exitosamente a la industria sin poseer un título («Analista», «Licenciado», «Ingeniero») ni educación formal. Esta situación, que resulta inconcebible en otras disciplinas, llama la atención porque representa un cambio significativo y abre la puerta a la pregunta de si realmente vale la pena cursar estudios terciarios – y obtener un título.
Desde mi perspectiva, después de obtener mi propio título y haber seleccionado cientos de personas para trabajar en desarrollo, calidad y otros, es que tiene un valor que mantiene vigencia. Este artículo trata entonces sobre cuál es, para mí, el valor que tiene un título.
Creo que para ayudar se puede dividir ese valor en tres categorías:
- Formación
- Contactos
- Certificación
Formación
Típicamente, en una carrera de grado, adquirís una formación que enfatiza aspectos más abstractos, básicos y fundamentales en mayor proporción que los cursos en línea o técnicos. Esto, en mi opinión, brinda mayor adaptabilidad del conocimiento, permitiendo a los graduados enfrentarse a cambios y construir conocimiento a partir de ideas base sólidas.
Además, la formación universitaria suele incluir una variedad de evaluaciones, desde exámenes hasta trabajos en equipo y presentaciones, que no solo te evalúan, sino también te requieren aprender cómo transmitir ideas de manera efectiva.
Contactos
Vas a estar en un grupo de gente con el que vas a compartir bastante tiempo en conjunto estudiando y trabajando de forma sostenida. Todos van a comenzar a conocerse y entender fortalezas, debilidades y afinidades.
Ese grupo de gente luego va a seguir muy metida en la industria y se convierte en una diáspora que recorre diferentes organizaciones, en diferentes roles. Van a conocer tus fuertes, y en general de manera bastante cercana tu forma de encarar problemas.
Certificación
Un título universitario actúa como un certificado que nos da un grado de certidumbre de cierta característica personal. Es muy importante entender no actúan de igual manera los títulos de distintas Universidades e Institutos. No todas ofrecen con sus títulos la misma certidumbre, ni todas cubren las mismas características.
En general, cuando veo a alguien titulado, entiendo que en el fondo tiene ciertas credenciales:
De conocimientos
En particular, de adquirir ciertos conocimientos de forma exitosa en ambientes medianamente desafiantes. Alguien que cursó y culminó una carrera estuvo durante un tiempo sostenido estudiando, practicando y aplicando conocimiento de forma exitosa reiteradas veces en distintos temas.
De capacidades
Tener un título, culminar una carrera, en general da una pauta de que esa persona tiene ciertas capacidades no técnicas que son muy valiosas.
Típicamente es una persona esforzada, aplicada e inteligente en ese campo. Habla de que en general cumplió con lo que se propuso, de que pudo sortear los obstáculos que le fueron apareciendo – de forma sostenida en el tiempo.
¿Me conviene hacer una carrera?
Eso es una pregunta muy individual para que te de una respuesta. Influyen mil factores y es una decisión muy importante como para que la tome otro por vos.
Mi único consejo universal es que estudies inglés. Independientemente de lo que hagas, es la lingua franca del mundo y te va a acercar a recursos globales con un mercado mucho mayor con sus consecuentes oportunidades.
«Ah pero»
Una zona para objeciones frecuentes.
«Ah pero Bill Gates no terminó la universidad»
No es el único! La mayoría de casos como estos llegaron de hecho a entrar a una carrera. Argumentaría que su éxito está dado por su rol como fundadores y empresarios, donde históricamente sobran los ejemplos de gente exitosa en distintos rubros que no tuvo estudios formales.
«Ah pero fulano hizo un bootcamp y ahora es Lead en Spotify»
Que cráck! Algo buenísimo en la industria es que en general da oportunidades más abiertamente y sin tanto chequeo de credenciales por distintas razones – principalmente porque no es tan crítico equivocarse. Por eso no hay bootcamps de cirugía.
Pero no deja de ser cierto que son verdaderos cracks, que no son tantos y que todos tuvieron un camino muy desafiante por mostrar sus capacidades y aprender de otras maneras.
