Estud I.A. ntes

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Una preocupación recurrente entre quienes he hablado sobre el futuro y el impacto de la IA es: ¿cómo van a aprender las nuevas generaciones si la máquina resuelve todo? Creo que es una preocupación con mérito, y espero que esté siendo seriamente considerada por autoridades y responsables.

Intuitivamente, la primera reacción puede ser la de preservar los métodos tradicionales de enseñanza y evaluación. ¿Qué puedo modificar para no tener que cambiar todas mis herramientas? Sin embargo, creo que este es uno de esos cambios que da vuelta todo y es necesario reconstruir las herramientas en base a principios más elementales.

Dejo un enfoque diferente a lo que veo como más frecuente: tenemos que proponernos acelerar los procesos de enseñanza y permitir ir más a fondo en diferentes tramos de la educación superior aprovechando las capacidades de las herramientas de IA, como los LLMs.

Lo elemental ya vivió esto

Capaz peco de exceso de tecno-optimismo, pero me parece importante destacar que hemos visto cambios similares con la aparición de tecnología disponible durante procesos educativos. En mi infancia, por ejemplo, aparecieron calculadoras de bolsillo absurdamente baratas. ¿Para qué esforzarnos en realizar sumas y multiplicaciones mentales si la calculadora podía hacerlo de inmediato?

Sin embargo, el aprendizaje de las operaciones aritméticas básicas no desapareció. Se integró como parte de un proceso más amplio en el que entendíamos sus fundamentos y, al mismo tiempo, aprendíamos a usar la tecnología disponible.

Lo que realmente ocurrió (para los que tuvimos suerte) fue una reorientación: el esfuerzo cognitivo no se abandonó sino que se reasignó a actividades de mayor complejidad, donde las calculadoras se convertían en una herramienta que potenciaba habilidades en lugar de eliminarlas.

La aparición de la IA como herramienta accesible plantea un desafío similar.

¿La exclusión de la IA como opción?

Existen personas que proponen excluir completamente la IA del ámbito educativo, mientras que otros creen que su uso debe ser generalizado y temprano.Seguramente ninguno tenga razón.

Suena razonable pensar en prohibiciones en edades tempranas así como en ciertos ámbitos donde buscamos abordar experiencias específicas. Tiendo a pensar que dicha prohibición debería incluir a todas las herramientas informáticas, no solo LLMs.

Pero no puede ser una estrategia sábana.

Usando IA, vamos a mantener las mismas expectativas?

De incorporar IA en el proceso educativo la expectativa tiene que cambiar. No tiene sentido pedir a los estudiantes que realicen tareas que pueden ser resueltas por una IA en segundos. La tecnología ha hecho posible generar un resumen del tema que quieras en el estilo que prefieras, lo que abre la puerta para redefinir las habilidades y competencias que realmente queremos desarrollar en los estudiantes.

Es una oportunidad histórica para trasladarse hacia la evaluación de competencias más complejas y relevantes en el contexto actual, como el pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad de interpretación de resultados. Los estudiantes deben aprender a utilizar estas herramientas de forma efectiva, entendiendo sus límites y sesgos, para que puedan obtener información útil y desarrollar soluciones bien fundamentadas. Se debe generar una relación crítica y analítica con la tecnología, comprendiendo que es una herramienta que deben dominar, no solo algo que les brinda respuestas.

Redefinir las expectativas también implica cambiar la forma en que los estudiantes demuestran su conocimiento. No es suficiente que “pasen” un examen escrito que podrían resolver con ayuda de la IA; deben poder explicar sus procesos de razonamiento, sus decisiones de uso de herramientas y los fundamentos de sus conclusiones. Y no parece inapropiado que sea exigente y de forma oral.

Un herramienta de doble filo

También es fundamental que las herramientas de evaluación crezcan a la par. La personalización y la generación dinámica de contenidos que otras disciplinas están utilizando también pueden beneficiar a docentes y evaluadores. Estos nuevos enfoques permitirán una evaluación más precisa y adaptada al nivel de comprensión y desarrollo de cada estudiante.

El desafío operativo

A modo de cierre, creo que el principal desafío no ha sido atacado aún ya que es el siguiente a la etapa conceptual: el reto de escalar esta transformación. Si esta transición demora demasiado, corremos el riesgo de que el sistema educativo genere tandas sucesivas de egresados de baja capacidad analítica que sucesivamente devaluén las certificaciones que obtienen.

El sistema quedará además de desprestigiado, obsoleto, enfrentándose a un panorama donde las herramientas y enfoques actuales ya no logren captar ni motivar a los estudiantes.

La clave está quizás en no temerle a la implementación de cambios operativos que permitan construir una educación más adaptada y, sobre todo, más significativa para las generaciones que enfrentan un mundo saturado de tecnología.