Herramientas a medIdA

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¿Cuánto se adapta una herramienta a una organización y cuánto una organización a una herramienta?

Esta pregunta es más difícil de responder de lo que parece inicialmente. De hecho, cuesta imaginar cómo haríamos algunas cosas diferentes si pudiéramos diseñar nuestras propias herramientas desde cero. Quizás surgen ideas de personalizar pantallas y algún proceso, pero cuesta tomar un camino desde cero.

En otros casos es claro que estamos enfrente a necesidades que productos estándar no logran resolver, y es más evidente la opción del desarrollo a medida. Siempre que la oportunidad lo amerite y que los recursos estén, que no son pocos en construcción y mantenimiento.

¿Pero que cambiaría si el costo de desarrollar y mantener software a medida se desplomara?

Algo está pasando

El que me puso este tema en el radar público fue Sebastian Siemiatkowski, CEO de Klarna. Contó que al revisar cómo manejaban los datos internos y las fuentes de verdad dentro de la empresa, se dieron cuenta de que gran parte del software que usaban no les servía. Literalmente, lo sacaron. Y empezaron a reemplazar piezas críticas del negocio por sistemas propios, ajustados 100% a sus necesidades.

Por otro lado, Chamath Palihapitiya viene insistiendo con lo mismo, pero en un tono más extremo planteando que estamos llegando al final de la necesidad del SaaS como modelo. Si las empresas pueden construir sus propias soluciones, mejor adaptadas y a costos bajísimos gracias a nuevas herramientas de desarrollo (low-code, IA, APIs abiertas), ¿para qué seguir pagando suscripciones carísimas por sistemas genéricos?

¿Cómo procesar esto hacia adelante?

El primer paso es el de dar un paso atrás🥁, porque estamos frente a la oportunidad de repensar desde cero cómo deberían funcionar ciertos procesos dentro de las empresas. Literalmente preguntarnos, cuál es la manera que más nos conviene de resolver este problema?

Y ahí aparecen los famosos “first principles”. ¿Cómo sería el seguimiento de stock ideal? ¿Y la atención al cliente? ¿O el proceso de compras? ¿Qué pasos sobran? ¿Qué datos realmente importan? Cuando una organización logra responder esas preguntas, y además tiene a disposición tecnologías que permiten construir soluciones internas de forma ágil y barata, se abre un panorama totalmente nuevo.

¿Qué oportunidades aparecen?

Las que más resaltan son aquellas basadas en la experiencia previa desarrollando sistemas a medida, cómo las experiencias hiperpersonalizadas donde los sistemas realmente se adaptan al flujo real del negocio en vez de que la organización tenga que adaptarse a un sistema que fue pensado para un promedio global. Esto permite hacer diferencias en áreas donde hay una ventaja competitiva. Además, es posible generar automatizaciones específicas y de gran impacto en la operativa.

Pero también se abren oportunidades en nuevas operaciones para hacer si estamos en control de algunas integraciones y datos. ¿Podemos usar herramientas diferentes? ¿Podemos probar productos nuevos de startups y pivotear entre integraciones?

¿Qué desafíos hay?

Cómo siempre, no free meals. Aunque bajen los costos, construir y mantener sistemas propios implica:

  • Sumar talento interno o externo que entienda tanto del negocio como de tecnología, donde cuesta traer seniority cuando tus herramientas son a medida.
  • Manejar prioridades internas evitando reinventar la rueda en áreas donde no hay ventaja competitiva.
  • Ser muy disciplinados con la calidad del código y la arquitectura para no terminar atados a soluciones que envejecen mal.

Conclusión

Aunque no creo que vayamos a ver el fin del SaaS, si creo que su rol puede transformarse. Pasar a ser sistemas de registro sólidos con primitivas basadas en experiencia world class de los desarrolladores, que puedan apalancarse con integraciones y agentes.